Sí, las joyas hechas con leche materna Sí, las joyas hechas con leche materna
Colgantes, pulseras o pendientes simbolizan y recuerdan el periodo de lactancia. Hablamos con una de las pocas artesanas del mundo que elabora estas piezas cuya demanda no para de crecer.
Los meses de lactancia son inolvidables para cualquier mujer que decida amamantar a su bebé. Puede que algunas los recuerden como un periodo especial en el que se sentían más conectadas a su hijo que nunca. Menos numerosas son las que convierten esta etapa en un negocio al tiempo que reivindican la visibilidad de dar el pecho. Este último es el caso de Ann Marie Sharoupim que a sus 28 años ha unido sus tres profesiones (farmacéutica, artesana y madre de dos hijos) para dar vida a Mamma’s Liquid Love (El amor líquido de mamá). Bisutería artesanal con una importante peculiaridad: la materia prima la pone el cliente y no es otra cosa que su propia leche materna. Sí, lo último en joyería rinde homenaje a las madres lactantes. Según el New York Post (estas piezas han captado la atención de numerosos medios internacionales los últimos días), ya existe una docena de tiendas que ofrecen este servicio de leche materna y la demanda no para de crecer. Sharoupim cuenta los secretos de su novedosa técnica y cómo una baja de maternidad fue el detonante de su empresa.
“Todo empezó con los problemas para amamantar a mis dos hijos. La más pequeña no toleraba la leche de fórmula y una amiga me donó la suya para ayudar. No sabía cómo devolverle el favor y pensé que sería muy especial hacer algo con la leche materna que sobró. Yo soy farmacéutica y mi marido trabaja con patentes así que dimos con una receta que funcionaba. Cuando le di el colgante, lloró y me dijo que era lo más bonito que le habían regalado. Quise propagar esa felicidad”, dice Sharoupim. En la tienda online se pueden encargar anillos, colgantes, pulseas o pendientes, con precios que van desde los 45 hasta los 90 dólares y que, lejos de parecer extrañas piezas, se acercan al aspecto de piedras naturales con un punto nacarado.
A todos aquellos que estén pensando que guardar la leche materna en una joya es algo un tanto extravagante, desagradable o la última frikada proveniente de América, quizá les alivie saber que la propia artesana habría estado de su parte.
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