Era de Durango uno de los cuatro

Uno de los cuatro sicarios que cayeron abatidos el lunes durante un enfrentamiento con elementos de la PEA resultó ser un joven duranguense, de apenas 20 años que desde su adolescencia escogió el camino que lo conduciría a una muerte temprana.

Su madre llegó el miércoles a Reynosa, luego de ser avisada por una mujer con la que su hijo Luciano Cabrera tenía amistad.

Luciano, ya había andado desde los 16 años en Sinaloa, en Durango y en otras entidades del noroeste y desde hace dos años permanecía en esta frontera, pero poco contacto tenía con sus familiares.

Su progenitora en cuanto supo vino a Reynosa donde llevó a cabo los trámites para que le hicieran entrega del cuerpo de su hijo, con la finalidad de llevarlo a sepultar a la tierra que lo vio nacer.

Luciano, tenía más contacto con sus hermanas, a quienes ayudaba económicamente, pero con su madre poco hablaba, tal vez para evitar verla sufrir por la vida que sabía que llevaba.

El pasado jueves, las autoridades ministeriales estuvieron en condiciones de satisfacer la solicitud de la madre de Luciano y para ayer ya lo habían trasladado al estado de Durango.