Pedrinho El Matador
Asesino por placer, se le acusó de matar a más de 150 personas, incluyendo a sus padres y a compañeros de celda. Cuenta con la sentencia más grande que se le ha dado a un persona: 945 años de prisión
Para el brasileño Pedro Rodrigues Filho la violencia es parte de su vida desde antes de nacer.
Su padre golpeó a su madre, quien estaba embarazada y le provocó a Pedro un la lesión en el cráneo.
Es el asesino más despiadado en Brasil e incontrolable. Como no existe pena de muerte, se le condenó a 945 años de prisión, la sentencia más alta en América Latina para un reo.
Nació en 1954 y 14 años después comenzó su vida criminal al asesinar a una funcionara de la comunidad de Alfenas que había acusado al padre de Pedro de robo.
No había pruebas de que el padre de Pedro era el ladrón, por eso mató a quien lo acusaba y luego fue y asesinó al verdadero ladrón.
A los 15 años comenzó su carrera delictiva en el negocio de las drogas, principalmente en los barrios pobres de Brasil.
Pedro, que lo conocían primero como Pedrinho, se dio cuenta que tenía mucha competencia para vender las drogas y en el lugar de hacer ofertas o bajar precios, como los otros traficantes, decidió que mejor era asesinar a sus competidores.
En poco tiempo ya dominaba el mercado de las drogas.
Luego comenzó otro negocio: enamorar a mujeres mayores, solteras y con dinero, para luego robarlas, asesinar y quemarlas.
Una vecina lo denunció luego de que vio 5 cadáveres cubiertos por una lona, aunque esa vez no lo acusó, sino la segunda vez que vio en el patio de la casa de Pedro siete cadáveres calcinados.
Policías allanaron la vivienda y encontraron restos de cuerpos de mujeres mutiladas.
La sorpresa fue que entre los cuerpos estaba la madre de Pedro. Probablemente le reclamó a su hijo su conducta y Pedro no aceptó el regaño de su madre, así que la mató.
También asesinó a su padre. La razón fue porque Pedro se enteró que su padre había golpeado a una de sus amantes. Esto enfureció a Pedro y con un machete acabó con la padre de su papá.
Tenía apenas 19 años cuando fue encarcelado y sentenciado a 30 años de prisión.
La justicia en Brasil determina que nadie puede pasar más de 30 años encarcelado, así que Pedro tenía que salir libre en el 2003, pero no lo podía dejar en libertad.
La causa es que Pedro continúo asesinado a personas dentro de la cárcel.
Acabó con la vida de 80 policías que fueron asesinados con toda clase de armas hechas dentro del penal.
Pero también con la vida de reclusos a los que consideraba seres malvados.
Pedro se creía un “Ángel de la Muerte”, porque al conocer el crimen de sus compañeros de celda los asesinaba.
A uno de ellos lo decapitó porque el recluso le confesó a Pedro que había matado a una niña.
Pedro confesó que lo mató porque ese recluso era malo y había que acabar con su vida.
Con tantos crímenes fuera y dentro de la cárcel, las autoridades lo sentenciaron a 890 años de prisión.
Pero a Pedro no le importó y siguió matando reos, así que luego lo sentenciaron a 945 años, pero tampoco le llamó la atención y las autoridades mejor lo declararon presión perpetua.
Trataron de averiguar por qué asesinaba y Pedro cansado de las mismas preguntas se hizo tatuar en su brazo derecho la frase: Asesino por placer.
DEJA TU COMENTARIO