La dependencia sana en una relación de pareja
La independencia total puede llevar a la falta de objetivos comunes. Así pues... ¿cómo relacionarse?
En consulta me encuentro con personas que no saben decir por qué están con su pareja. “Supongo que le quiero”, “me hace sentir seguro”, “¿qué va hacer si yo no estoy?”… Resulta complicado en ocasiones diferenciar entre una dependencia hacia esa persona y el amor.
Es importante hacer hincapié en que el objetivo principal dentro de una relación de pareja no es ser independiente por completo, como siempre nos han enseñado. Desde luego, nosotros somos seres independientes con nuestra personalidad, nuestros rasgos, nuestros gustos o aficiones.
Una vez que nos encontramos dentro de una relación, si funcionamos de forma completamente independiente lo que ocurrirá es que nos encontraremos dentro de una relación disfuncional. No habrá espacio para la comunicación, para el ocio etc. Por tanto, vamos a descartar la idea de que es importante ser únicamente independientes y vamos a relacionarnos a través de una dependencia sana.
LA DEPENDENCIA SANA EN LAS RELACIONES
¿Qué significa? Los seres humanos somos seres sociales, es decir, necesitamos el contacto con los demás. Si somos independientes totalmente nos encontramos dentro de un patrón de vinculación disfuncional.
Por el contrario, se da esta vinculación o dependencia sana con los demás cuando somos capaces de gestionar nuestras propias emociones y además somos capaces también de regular las emociones de la otra persona y nos sentimos cómodos y confiados en la relación con los otros.
En el caso de ser una persona independiente no se estaría cumpliendo el segundo factor. Estas personas no se sienten cómodos en la intimidad; en este caso va haber una gran necesidad autorregulación. Por el contrario, una persona dependiente va a sentirse muy bien dentro de esta intimidad pero no autónomamente, habrá una necesidad de confusión con la otra persona.
LAS ASIMETRÍAS EN LA PAREJA
En consulta, es muy común encontrarnos parejas en las que uno de los miembros es más dependiente y el otro más independiente.
¿QUÉ VA A OCURRIR EN ESTOS CASOS?
La persona más dependiente pondrá en marcha todos los cuidados que considere que son necesarios para su pareja, sin que este los haya solicitado. Dejará de lado todo aquello que necesite y desee. A través de estos cuidados obtendrán el refuerzo que necesitan para su bienestar, ya que normalmente serán personas con una autoestima dañada. También necesitaran la opinión del otro a la hora de tomar decisiones y normalmente no pone límites a los otros como forma de protegerse.
Este tipo de pacientes sienten que la relación con su pareja les da seguridad y estabilidad. Es aquí la primera diferenciación que me gustaría realizar.
Lo que estas personas sienten es seguridad por estar acompañadas, pensar en la soledad les da mucho miedo y prefieren este tipo de relación, en la cual sienten mucho malestar, que el terminar con ella. El malestar se debe a ese miedo constante que tienen de perder al otro y para evitar que esto ocurra ponen en marcha todos los cuidado, dándose la desconfianza. Y la primera premisa de la que hablamos para que se dé una relación sana es la confianza en la intimidad con el otro.
En este caso no nos encontramos en una relación horizontal, es decir, en una relación de igual a igual.
En personas más dependientes nos encontramos con un perfil más sumiso, por lo que la persona nunca va a sentir seguridad. Sólo sentirán seguridad cuando su pareja le reafirme lo bien que ha hecho algo, o lo bien que ha tomado una decisión. Es entonces cuando se puede confundir el que una persona se sienta segura en la relación. Pero si os dais cuenta la base de este tipo de relación es el miedo y por tanto la inseguridad.
¿CÓMO PODEMOS IDENTIFICAR SI NOS ENCONTRAMOS EN UNA RELACIÓN SANA?
En primer lugar es importante sentirnos seguros con nosotros mismos, tener en cuenta que el bienestar depende de uno mismo y no de nuestra pareja. Si nosotros buscamos el bienestar en la otra persona y nuestras emociones dependen de esta, nos encontramos en una relación disfuncional, no estaríamos regulando nuestras propias emociones y estamos poniendo la responsabilidad externamente.
También es importante que conozcamos cuáles son nuestras necesidades, así como las de nuestra pareja. Una vez que las tengamos identificadas es importante que las expresemos y nos movamos en aquella dirección para conseguir aquello que queremos. Normalmente en personas cuidadoras es complicado identificar cuáles son aquellas necesidades. Te propongo que hagas un trabajo de reflexión y te centres en aquello que te genera bienestar o que necesitas para sentirte bien.
Imaginemoss un terreno donde vamos a construir una casa. Lo primero que vamos a tener que construir son los cimientos, sin estos nuestra casa no va a resistir y probablemente con el mínimo movimiento se derruirá. Las relaciones de pareja son como las casas, necesitan tener unos cimientos sólidos. Estos son la comunicación, la confianza, el respeto y la igualdad. Si estas premisas no se dan lo que ocurrirá es que no nos encontramos dentro de una relación sana, y es entonces cuando se pondrán en marcha los diferentes patrones de vinculación disfuncionales de lo que vimos anteriormente.
Es importante tener en cuenta que se requiere de una relación sana y de aceptación con nosotros mismos para tener relaciones funcionales. En caso contrario estaremos depositando nuestro malestar y vivencias en la relación sumadas a las de la otra persona, permitiéndonos entender así las diferentes relaciones en las que nos hemos encontrado.
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