Vuelve con menos cargas
El final de las vacaciones puede ser una oportunidad para reconsiderar inversiones y recortar gastos
Dice el refrán que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. La vuelta al trabajo es uno de esos momentos del año en que conviene replantearse los gastos para afrontar el fin de las vacaciones y ordenar los pagos que se avecinan. Estos son algunos consejos.
1. Hacer un presupuesto
Es la recomendación más repetida para todo el año: la importancia de planificar. Las vacaciones son la oportunidad perfecta para gastar, pero normalmente se suele olvidar que a la vuelta empieza uno de los meses de mayor consumo del año, como en la vuelta al colegio. En una encuesta entre 2,500 familias, el portal se detectó que el 92% de las personas prefiere adelantarse a estos dispendios para “ganar en tranquilidad” (48%) o “ahorrar” (41%) y evitar encontrar agotados los mejores productos. Planear las compras, hacer una lista de desembolsos por orden de prioridad, contar con un fondo de reserva o comparar precios, tanto de tiendas físicas como en Internet, ayuda a llevar la cuesta de septiembre.
2. Poner coto a las deudas
Los préstamos rápidos pueden salir muy caros, así que lo mejor es priorizar su amortización. El interés medio de los personales ronda el 8% y el del aplazamiento del pago de la tarjeta puede llegar a superar el 20%. “Acudir a la financiación de las vacaciones es uno de los principales motivos que provocan que una persona pueda llegar a una situación de sobreendeudamiento”, advierten. Un estudio calcula que en vacaciones un 42% ha usado lae tarjeta de crédito y otro 22% recurrió al pago aplazado. De ese modo la vuelta al trabajo se complica. “¿Quién quiere tener que seguir pagando unas vacaciones dos años después de disfrutarlas?”.
3. Repasar facturas
Si en una negociación hay que estar dispuesto a perder algo, en la planificación financiera hay que mentalizarse para renunciar a ciertos productos o servicios. Revise todas las domiciliaciones y pregún
tese si hay alguna factura que podría modificar o cancelar. Esto también es válido para los gastos habituales, desde energía a los seguros.
4. Invertir con cabeza
La otra cara de la moneda, el rendimiento del ahorro, también puede mejorar. Conocer nuestra tolerancia al riesgo es básico para poder optar entre los distintos productos del mercado en función de nuestros objetivos, la rentabilidad y el plazo. Ojo con las comisiones de los fondos de inversión. La gestora Self Bank explica que hay que distinguir entre las que son obligatorias, como la de gestión y la de depósito (que hace referencia a la custodia del capital), frente a otras,
como la de suscripción o la de reembolso. Ambas son optativas, al igual que lo es la “comisión de éxito”. “Todas ellas reducen la rentabilidad del fondo, así que debemos tenerlas presentes”.
5. Elegir el canal
Para ahorrar, ¿Internet o el comercio tradicional? Depende. La clave es no dejarse llevar por la primera oferta. Internautas describen que los productos o bienes adquiridos online tienen las mismas garantías que los de las tiendas físicas. “Ante los precios increíblemente atractivos desconfiemos, puede tratarse de un error o un fraude. Ni que decir tiene que esa desconfianza debe aumentar ante las ofertas gratuitas.
En cualquier caso, una garantía es escoger una tienda adherida al sistema arbitral de consumo”. En este sentido, lo mejor es utilizar una tarjeta de crédito vinculada a una cuenta bancaria solo para pagos por Internet donde poder hacer imposiciones por el importe exacto de las compras.
6. Pequeños esfuerzos
Parece una verdad de perogrullo, pero hay muchos pequeños gestos que, sumados, permiten obtener ventajas importantes. Una opción es empezar a replantearse los gastos en ocio y textil a la vuelta de vacaciones: ¿Puede evitar comer fuera de casa? ¿Es necesario renovar el vestuario o mejor esperar a rebajas?
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