Marruecos deja un buen sabor
Yassine Bounou estiró los brazos a todo lo que daban desesperadamente intento poner algo en el camino del balón, pero no sirvió de nada
JOR
El suplente francés Randal Kilo Mauni había entrado segundos antes y en su primer toque aseguró que los campeones defensores avanzar a su segunda final consecutiva de la Copa Mundial y puso fin de una vez por todas a la gran pelea de Marruecos.
Francia terminó ganando 2-0 y enfrentará a Argentina por el título el domingo.
Pero no fue hasta ese momento, a los 79 minutos de un apasionante duelo de semifinal en el Estadio Al Bayt, que el dos veces campeón pudo respirar tranquilo.
"Mis jugadores lo dieron todo", aseguró el seleccionador de Marruecos Walid Regragui. "Llegaron tan lejos como pudieron. Es difícil para ellos asumirlo ahorita. Querían reescribir los libros de historia, pero no puedes ganar un Mundial con milagros".
El equipo que ha tenido la historia más improbable en el Mundial de este año inició mal. Marruecos perdió dos jugadores titulares y concedió un gol a un jugador rival por primera vez en el torneo —todo menos de 21 minutos.
La marea de camisetas rojas en las gradas dominó la atmósfera, superando a los seguidores de Francia, incluso después de que Theo Hernández anotó a los cinco minutos.
Tan inspiradora que ha sido la historia de Marruecos, que se convirtió en el primer equipo africano en disputar una semifinal, los aficionados que los alentado en el camino han sido parte fundamental de este inolvidable trayecto.
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