México en la piel

El cohete cubano no tiene sangre azteca, pero en su corazón hay un lugar especial para México, País que le abrió las puertas hace ocho años, cuando huyó de su tierra natal.

"Para mí, representar a México es un orgullo porque cuando salí de Cuba, aquí me recibieron con los brazos abiertos. Siempre dije que quería representar a México en un Clásico Mundial.

"Mi decisión ya estaba tomada como símbolo de agradecimiento de recibirme con los brazos abiertos, la gente siempre me dio su cariño y la oportunidad, entonces ahora lo único que me queda es responder como sé, jugando a la pelota", expresó el pelotero naturalizado mexicano en 2022, antes de iniciar su participación en la novena Tricolor en el Clásico 2023.

Arozarena venía de una infancia llenas de carencias. En su pueblo natal, Pinar del Río, Cuba, su primer amor fue el futbol y, aunque deseaba dedicarse a ese deporte de manera profesional, el destino lo direccionó hacia al beisbol.

Ya como pelotero profesional, su sueldo de 4 dólares al mes era insuficiente, entonces, ideó un plan para sacar de la pobreza a su familia.

De todas las cosas que podían pasar por la mente de Randy, hacer un viaje de ocho horas en lancha por el Golfo de México fue la más difícil y aterradora de todas.

En el mar no se encontró con tiburones, sino con miles de dudas sobre qué seguiría en su futuro.

Isla Mujeres, ya en México, fue el punto donde Randy empezó una nueva vida, jugando en ligas locales que sirvieron como puente hacia Guillermo Armenta, quien estaba al frente de la academia de Toros de Tijuana y formaba parte de la Oficina de Scouting de la MLB.

El súper atleta, como muchos lo describen, continuó preparándose hasta que llegó la ansiada firma con Cardenales de San Luis en 2016 y, después, con los Rays de Tampa Bay.

Ahora, es la estrella de la novena mexicana que juega en Phoenix para pasar, primero, a la Segunda Ronda del Clásico Mundial y, después, ser campeón con México.