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´Los carteles lo matan a uno siendo inocente´

El anciano dijo, entre lágrimas, que está triste, que dejó a sus animales, sus documentos, dinero y salió corriendo de su hogar

  • Por: AP
  • 26 JULIO 2024 - .
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Soldados guatemaltecos hacen guardia en Ampliación Nueva Reforma, Huehuetenango, Guatemala, a donde mexicanos de la ciudad de Amatenango, México, están escapando de la violencia de los cárteles.

Huehuetenango, Guatemala

"Salí de mi casa por la balacera y por el miedo". Un mexicano de 72 años, que pidió no ser identificado por temor por su vida, supo que era momento de abandonar su hogar cuando el lunes escuchó el último enfrentamiento a tiros entre cárteles en su comunidad en Amatenango la Frontera, Chiapas, al sur de México.

Las balas retumbaban cerca de su casa, tomó a su familia, sus hijos y nietos y huyó al lado de Guatemala.

"Los carteles lo matan a uno siendo inocente", aseguró a The Associated Press. Es uno de los 217 mexicanos, en su mayoría agricultores, que en su huida llegaron hasta la comunidad Ampliación Nueva Reforma, en el municipio de Cubilco, departamento de Huehuetenango, en Guatemala, fronterizo con México.

Según el gobierno guatemalteco, al menos 580 mexicanos han cruzado la frontera huyendo de la violencia.

El anciano, entre lágrimas, dijo que está triste, que dejó a sus animales, sus documentos, dinero y salió corriendo de su hogar. Las balaceras llevan ya dos meses ocurriendo en su comunidad.

Los refugiados han llegado de por lo menos cinco barrios distintos del municipio de Amatenango.

En la comunidad guatemalteca de Ampliación Nueva Reforma han recibido a sus vecinos con lo que tienen. Les comparten comida y, en algunos casos de familiares, también techo. La mayoría de los recién llegados están alojados en la única escuela del lugar, a la espera de que llegue la atención que el gobierno de Bernardo Arévalo dijo estar brindando.

Hay un solo enfermero que atiende a los mexicanos que buscan refugio con lo que se tiene.

El ejército de Guatemala ha reforzado la línea fronteriza.

"Entre la maleza, por veredas, tuvimos que caminar para arriba de los cerros, como cuatro kilómetros; nos vinimos por el monte, buscando a donde llegar hasta llegar a un camino. Gracias a Dios nos tendieron la mano, nos dieron agua de ruda (agua aromática) para calmar el miedo", cuenta el campesino.

Con los brazos abiertos y los pocos recursos que tienen, comunitarios de Ampliación Nueva Reforma, habilitaron la humilde escuela de adobe y lámina y pisos de cemento para albergarlos. 


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