´A veces uno se equivoca´
Acompañado de su familia dejó su casa y su vida atrás; ahora planea iniciar una nueva etapa en Estados Unidos

Óscar llegó hace apenas tres meses con su familia; tuvo que dejar todo atrás ante la violencia.
A los 20 años, la vida de Óscar, joven originario de Galeana, Nuevo León, dio un giro inesperado, ya que hace apenas tres meses tuvo que dejar todo atrás: su hogar, su rutina y sus sueños personales.
La violencia y los problemas en su comunidad los empujaron a él y a su familia, compuesta por su mamá y tres hermanas, a emprender un camino lleno de incertidumbre, con la esperanza de un futuro mejor al otro lado de la frontera.
El viaje lo hizo junto a su madre y sus tres hermanas menores, y su principal objetivo es llegar a Texas para que sus hermanas puedan estudiar y crecer en un ambiente seguro, lejos de la violencia que los expulsó de su tierra natal.
"Por problemas, es que a veces uno se equivoca; tuvimos problemas donde vivíamos, nos tuvimos que salir, nos venimos y luego ni sabíamos que veníamos para acá. Nosotros pensábamos que nada más pedía su asilo, no sabíamos que era tanto estar esperando, que tenías que llegar. En el puente me dijeron que tenía que venir acá, que sí me iban a ayudar; yo pensé que aquí me iban a hacer la cita y regresar, pero ya llegando aquí me di cuenta que todo es diferente", dijo.
La espera se ha convertido en una prueba de resistencia, y mientras algunos migrantes logran obtener una cita en corto tiempo, para otros, como él y su familia, el proceso puede extenderse hasta por 10 meses.
A pesar de los desafíos y el estrés mantiene la esperanza firme por el bienestar de sus hermanas.
"Vamos a Texas, yo lo que quiero es llegar para que mis hermanas estudien porque están chiquillas; lo que quiero es que lleguen a estudiar, que se preparen o algo, porque aquí por la inseguridad no van a poder vivir", recalcó Óscar.
El refugio temporal en el que se encuentran le ha permitido reflexionar sobre su vida y el mundo que lo rodea, y aunque reconoce que hay apoyo y ayuda para los migrantes, el estrés de la incertidumbre es difícil desoportar.
"Yo ya cumplí aquí los 20, llegué aquí a los 19; ahorita, digamos que estoy en una edad más adulta. Ya no puedo pensar tanto en cosas que antes me beneficiaban a mí como en la juventud, pero uno tiene que madurar, si no es con el tiempo tiene que ser de golpe".
Dejar su casa y todo lo que conocían fue una decisión dolorosa, dejar su casa y la escuela de sus hermanas pequeñas.
"A uno lo que le invade es que están chiquillas, estaban estudiando, se estaban preparando; más bien mi hermana estaba en la prepa y nos tuvimos que venir y fue difícil dejar la casa, todo lo que teníamos", dijo.
En ese horizonte lejano, pero posible, está Texas, donde espera que sus hermanas puedan estudiar, crecer y vivir sin el temor constante de la violencia que un día los obligó a partir.
"Lo que ahorita se busca es que le salga su cita para ir a pasarla con su familia, con gente que conozca, pasarla bien, porque aquí uno, los que están aquí, se estresan demasiado; le digo que es un estrés demasiado alto estar pensando cuánto tiempo voy a durar aquí, voy a salir pronto".
El joven migrante señala que el mejor regalo de esta Navidad es tener a su familia cerca, con la esperanza de que pronto estén en los Estados Unidos.
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