Atrapados en la frontera

En las calles de Reynosa, un grupo de migrantes,  ubicado en el libramiento Luis Echeverria, en la colonia Aquiles Serdán, enfrenta una dura realidad: muchos han quedado atrapados en una espiral de pobreza extrema, sin hogar y sin trabajo fijo. 

El frío intenso de esta temporada invernal ha agravado aún más su difícil situación.

Uno de ellos es Juan José Santiago, un hombre de 48 años, originario de Oaxaca, quien fue deportado a Reynosa hace tres años; desde entonces, no ha regresado a su tierra natal, y como otros en su situación, se ha visto obligado a sobrevivir con trabajos eventuales.

"Nosotros esperamos a que vengan y nos contraten, a veces como cargadores, ayudantes de albañil o alguna otra labor de limpieza o construcción. Aquí vienen por nosotros y nos pagan por día, pero ahorita que hay frío escasea el trabajo y la comida", comenta Juan José, mientras observa a su alrededor a otros migrantes que, como él, esperan una oportunidad para ganarse un poco de dinero.

Para estos migrantes, la llegada del frío representa un desafío aún mayor; sin un empleo seguro que les garantice ingresos estables, se ven forzados a vivir al día, dependiendo de la caridad de extraños o la esperanza de encontrar trabajo ocasional.

"Vienen personas y a veces traen comida o bebidas calientes, por eso nos quedamos aquí para esperar un poco de ayuda, ya sea comida o trabajo", relata Santiago, quien junto a sus compañeros de infortunio sigue esperando que alguien se acerque con una oportunidad para aliviar, aunque sea un poco, su difícil situación.

La falta de empleo constante y la vulnerabilidad en la que se encuentran los migrantes en situación de calle pone en evidencia la necesidad urgente de un enfoque más integral en las políticas migratorias, que no sólo ofrezca soluciones temporales, sino que permita a estas personas integrarse de forma digna y segura en la sociedad.