Celebran la Pascua con mensaje de esperanza

Terminó la Semana Santa con un mensaje de esperanza para los fieles de la Diócesis de Matamoros-Reynosa.

Eugenio Andrés Lira Rugarcía, obispo de la Diócesis de Matamoros-Reynosa, llamó a la comunidad a no dejarse vencer por la desesperanza, recordando que la resurrección de Jesucristo es símbolo de luz, renovación y victoria sobre la muerte.

A través de una reflexión, el obispo recordó cómo María Magdalena y otras mujeres, a pesar del dolor por la muerte de Jesús, acudieron al sepulcro movidas por el amor, y cómo al llegar al sepulcro descubrieron que la piedra había sido removida y que dos ángeles les anunciaron que Jesús había resucitado. 

"Esa es la esperanza que te hace seguir adelante y dar lo mejor de ti a pesar de las enfermedades, de las penas y de los problemas, porque te da la certeza de que al final con Dios todo acabará; así que no te rindas, ama y a seguir, así encenderás en tu familia y en muchos la luz en la esperanza, esa esperanza que, como dice el Papa, nos anima a construir como es debido los sueños que nos aguardan", dijo.

Finalmente, el obispo deseó a toda la feligresía una feliz Pascua de Resurrección, invitando a vivir con fe y compromiso.

De esta forma, la Semana Santa concluyó con un mensaje de esperanza tras eventos religiosos, como el Lavado de pies, el Viacrucis, las Pascuales Juveniles, la Procesión del Silencio, entre otros.

En este año, por primera vez el Obispo presidió tanto en Reynosa y Matamoros, al tener ahora la concatedral.

PARA SABER MÁS

La Pascua es una festividad religiosa de gran importancia para cristianos y judíos, que conmemora eventos históricos clave en sus respectivas religiones. Para los cristianos, la Pascua o Pascua de Resurrección, celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día después de su crucifixión. Para los judíos, la Pascua o Pésaj, conmemora la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto.

Los cristianos, con la fiesta de la Pascua, conmemoran el paso de Jesucristo de la muerte a la vida, su resurrección, acontecida en domingo, en el tercer día de su muerte para salvar al pueblo de Dios, que queda liberado así de las consecuencias de los pecados que lo alejan del Creador.