Cinco mitos sobre la muerte
Te traemos algunas de las leyendas mitológicas más famosas que tienen a la muerte como contexto
La muerte es una de las protagonistas habituales de los mitos. La no existencia, o más bien el cese de ella, ha intrigado, fascinado y horrorizado a partes iguales a la humanidad desde que el mundo es mundo. Como resultado, muchos son los mitos que hablan de la muerte o que la tienen como contexto de las peripecias de sus héroes y divinidades.
En muchas ocasiones se repite el patrón del héroe o heroína que baja a los infiernos con algún objetivo, y que debe pasar por una serie de pruebas o desafiar ciertos peligros para salir finalmente airoso. Se trata de un claro símbolo de la muerte como iniciación, del cambio como punto de partida para un conocimiento más profundo de uno mismo y de la existencia.
Por otro lado, el tema del destino de las almas es también un tema habitual en este tipo de relatos. Es habitual encontrar un pesaje de las almas (la psicostasis griega), que tiene como objetivo determinar si el muerto es digno o no de penetrar en la vida eterna. Este no es un asunto exclusivo del cristianismo, pues en el antiguo Egipto, por ejemplo, también Anubis pesaba el corazón de los difuntos. En el artículo de hoy te traemos 5 mitos relacionados con la muerte, extraídos de diversas mitologías. Esperemos que los disfrutes.
5 MITOS SOBRE LA MUERTE
Héroes que descienden al inframundo por amor, dioses que acuden para retar a sus señores, almas que vagan incansablemente para toda la eternidad... La mitología está llena de leyendas que tienen la muerte o el mundo de los muertos como telón de fondo. He aquí algunas.
1. AL HADES POR AMOR
Orfeo, al que tradicionalmente se le hace hijo de Apolo y de una de las musas, es el único mortal, junto a Teseo y Heracles, que consiguió descender vivo al Hades, según la mitología griega. El inframundo griego estaba custodiado por Cerbero, el terrible perro de tres cabezas, cuya misión era impedir que ningún vivo penetrara en el reino de las sombras. Sin embargo, Orfeo consiguió adormecerle con la evocadora música de su lira, puesto que por algo era el mejor músico entre los mortales. ¿Por qué había bajado Orfeo a los infiernos? Según el mito, por amor. Su esposa era la bella ninfa Eurídice, que había muerto muy joven como consecuencia de la picadura de una serpiente. Desconsolado, Orfeo decide encontrar la entrada del Hades y llevarse de nuevo a su amada a la tierra.
Perséfone, la reina del inframundo, se mantiene primero impertérrita ante sus súplicas. Ningún muerto puede abandonar el Hades, ningún muerto puede volver a la tierra de los vivos. Sin embargo, la música de Orfeo es demasiado tentadora. La bellísima melodía toca las fibras del corazón endurecido de la diosa, que antes de su famoso rapto había sido también una joven despreocupada y alegre. Perséfone consiente en que Orfeo se lleve a Eurídice, pero le impone una condición: durante el ascenso, no podrá volverse a mirarla bajo ningún concepto. Si lo hace, la muchacha regresará al Hades para no salir nunca más.
El matrimonio emprende la subida. Orfeo está inquieto. ¿Realmente le sigue Eurídice, o se trata sólo de una broma de Perséfone? Siente deseos de girarse, pero sabe que no puede. Si gira la cabeza, la perderá para siempre...
Finalmente, emergen a la luz. Excitado por la emoción, Orfeo se vuelve para recoger a Eurídice en sus brazos. Sin embargo, la joven había quedado un poco rezagada en la subida y todavía estaba en las sombras cuando él se giró. Lentamente se desvanece... Orfeo no la volverá a ver nunca más.
2. EL DESCENSO DE INANNA
En las mitologías son comunes los mitos que hablan de un héroe o una divinidad que desciende al mundo de los muertos con algún objetivo. En el fondo, todas estas leyendas hablan de un viaje iniciático del alma, que debe sumergirse en las profundidades de su propio abismo para conocerse y resurgir completamente renovada.
En la mitología sumeria, Inanna es la diosa del amor y de la fertilidad. Los acadios, babilonios y asirios la conocerán más tarde como Ishtar, y le añadirán atributos guerreros. Pero en la antigua Sumer Inanna era famosa por su descenso a los infiernos, la Tierra del no retorno, tal y como la conocían los sumerios, donde reinaba la terrorífica Ereshkigal, hermana mayor de Inanna.
Es difícil reconstruir el mito por completo, puesto que los testimonios escritos son fragmentarios. Se sabe que la leyenda cuenta que Inanna bajó a Irkalla (el otro nombre sumerio para el inframundo) para asistir al funeral del "Toro del Cielo", el esposo de su hermana Ereshkigal. Pero la reina de los infiernos no está contenta con la llegada de su rival, por lo que le hace traspasar varias puertas y dejar una prenda en cada una de ellas. Al final, cuando Inanna llega ante el trono de su hermana, se encuentra completamente desnuda y despojada de cualquier atributo divino. Dispuesta a ejecutar su venganza, Ereshkigal se aprovecha de su indefensión y transforma a Inanna en cadáver, la cuelga de un gancho y la obliga a quedarse en los infiernos.
Enki, el padre de Inanna (aunque según otras versiones, su padre es Nannar, la luna), acude en su ayuda, pero Ereshkigal se niega a devolver a Inanna al cielo de los dioses si no encuentran a alguien que la sustituya. Al parecer, Dumuzi, el esposo de Inanna, no había mantenido el duelo por la pérdida de su mujer, por lo que Inanna, enfurecida, lo envía a los infiernos para que la sustituya. Por lo visto, la diosa del amor tenía la misma naturaleza volcánica que su hermana infernal.
El final del mito es una explicación del cambio de las estaciones, de un modo parecido al mito griego de Perséfone: la hermana de Dumuzi, Geshtinanna, se ofrece a cambiarse por él, pero finalmente se acuerda que cada hermano descenderá al inframundo en una determinada época del año. Así, cada primavera, cuando Dumuzi emerge de Irkalla, se une carnalmente con su esposa para garantizar de esta forma la fertilidad de la creación.
3. El pesador de almas
En la mitología del antiguo Egipto, Anubis, el dios-chacal, era el encargado del pesaje de los corazones de los difuntos. La iconografía egipcia lo representa ante Osiris, el señor del inframundo, ejecutando el pesaje. Para ello, Anubis se sirve de la pluma de Maat, la Justicia y el Orden, que coloca en uno de los platillos de la balanza, mientras que en el otro dispone el corazón del finado, el único órgano que no se sustraía del cuerpo embalsamado. Si la pluma de Maat pesaba lo mismo que el corazón, ello significaba que los actos del difunto eran buenos y justos, por lo que podía pasar a gozar de la vida eterna. Si, por el contrario, el corazón era más pesado, Ammyt, el monstruo, devoraba el alma del difunto y, con ello, este desaparecía para siempre.
El tema del pesaje del alma o psicostasis es algo frecuente en la mitología postmortem de muchas culturas. Posiblemente del mito egipcio lo tomó el cristianismo primitivo, que bebió en gran medida de su cultura a través de los coptos o cristianos egipcios. Así, en la religión cristiana, el encargado de pesar las almas es el Arcángel san Miguel, que ejerce, en este sentido, el mismo papel de juez que ejerciera Anubis en el antiguo Egipto. Sin embargo, a diferencia del dios-chacal, san Miguel no dispone el corazón del difunto en la balanza, sino su alma, usualmente representada en las pinturas medievales como una persona desnuda. Por último, y de forma similar a lo que ocurría con los egipcios que habían sido malvados (devorados por Ammyt), el Leviatán se encargaba de los malos cristianos.
4. UNA MONEDA PARA EL BARQUERO
Caronte era el barquero que transportaba a los muertos desde el mundo de los vivos al escalofriante Hades, a través del río Aqueronte. Una vez cruzado el río, la sombra no podía regresar a la tierra; Cerbero, el perro de tres cabezas, se encargaba de vigilar las puertas del infierno, no sólo para que ningún mortal entrara estando vivo, sino también para que ningún muerto lo abandonara.
Pero Caronte no realizaba su trabajo gratuitamente. Los muertos debían pagarle un óbolo por cada viaje; de lo contrario, el barquero se negaba a cruzarlos, y se veían obligados a vagar para toda la eternidad en tierra de nadie, situada en los límites de la tierra y el inframundo.
Para asegurarse de que sus fallecidos pudieran ingresar felizmente en el Hades, los familiares disponían sobre los párpados cerrados del difunto dos monedas (o bien una en la boca), con la intención de que el finado pudiera pagar su traslado por el Aqueronte. La tradición se mantuvo en época romana, que recogió muchos de los mitos de la antigua Grecia.
5. BEBE... Y OLVIDARÁS TU VIDA PASADA
En la antigua mitología china (aunque también encontramos este mito en la mitología budista) Meng Po es la Señora del Olvido, la amable y solícita anciana que procura que todas las almas que están listas para reencarnarse en una vida superior olviden todo acerca de su anterior existencia.
Para ello, la anciana prepara un brebaje cuyos ingredientes solo ella conoce, conocido como el Té de los cinco sabores del olvido. Cuando las almas ingieren este líquido, sucede algo parecido a quienes beben de las aguas del río Lete, en el Hades griego: olvidan absolutamente todo sobre su pasada vida, así como sobre su estancia en el infierno, que en la antigua China se conocía como Di Yu.
A veces sucede que alguna alma no bebe todo el té (bien porque alguna gota se pierde, bien porque consigue engañar a Meng Po). El resultado es que, en su vida posterior, puede recordar retazos de su vida pasada, aunque es incapaz de reconstruir toda la secuencia.
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