¿Cómo nos influyen en la infancia y la adultez los distintos tipos de apego?
En la infancia se construyen los pilares de nuestras futuras relaciones
¡El comportamiento humano es fascinante! Aunque el mundo no esté lleno de verdades absolutas en lo que se refiere a los enigmas de la personalidad, hay una verdad resuena claro y fuerte: la infancia deja una marca imborrable en las personas.
Las vivencias y conexiones que creamos en nuestros primeros años no solo moldean nuestra manera de ser, sino que también construyen las bases para las relaciones que estableceremos en la adultez, especialmente en el ámbito amoroso.
En este artículo, vamos a sumergirnos en el universo de los distintos tipos de apego, esas uniones emocionales que surgen entre los niños y sus principales cuidadores. Indagaremos en la manera en que estos modelos se transforman o se mantienen a lo largo de la vida y orientan nuestras relaciones en la edad adulta. No te quedes con las ganas de aprender más del tema y sigue leyendo.
¿CUÁLES SON LOS TIPOS DE APEGO?
Aunque existen discusiones y matices en relación a la teoría del apego, la evidencia científica respalda cada vez más la influencia que esta tiene en nuestro crecimiento emocional y social. Es por ello que comprender los distintos tipos de apego no solo nos permite entender cómo nos relacionamos, sino también nos ayuda a establecer conexiones más sanas y satisfactorias en la vida adulta.
Para conocer el nacimiento de la teoría del apego tenemos que hacer un viaje hacia los años 50, cuando el psicólogo británico John Bowlby comenzó a explorar la relación entre los niños y sus cuidadores principales. En un principio, se planteó la teoría del "apego primario", que sugería que establecer un vínculo sólido con un cuidador sensible era esencial para la salud mental de un niño. Sin embargo, esta idea fue cuestionada por la psicóloga Mary Ainsworth, quien, a través de sus observaciones, identificó tres tipos de apego: seguro, ansioso-ambivalente y evitativo.
Más tarde, Main y Solomon, a finales de los 80 o inicio de los 90, introdujeron un cuarto tipo de codificación del apego: el estilo Desorganizado/Desorientado, que explicaremos en las próximas líneas. Con el paso del tiempo, la teoría del apego ha evolucionado y ha integrado las investigaciones de destacados psicólogos como Harry Harlow y Martin Seligman. Actualmente se reconoce que las experiencias tempranas no son definitivas, sino que interactúan con factores posteriores para influir en el estilo de apego en la adultez.
En la actualidad, la teoría del apego es vista como un pilar esencial para la comprensión del crecimiento humano y de las conexiones entre individuos. Se utiliza en distintas áreas, desde la psicología infantil hasta la terapia de parejas, lo que permite entender nuestros comportamientos en relaciones y fomentar la creación de lazos más saludables y satisfactorios.
1. APEGO SEGURO
Dentro del amplio espectro de los tipos de apego, el vínculo seguro resalta como el más sólido entre las diversas maneras en que nos relacionamos con nuestros semejantes. Según la teoría, este tipo de vínculo se distingue por la creación de un lazo sólido y fiable entre el niño y su principal cuidador.
¿CÓMO SE VE EL APEGO SEGURO EN LA INFANCIA?
Un infante con un apego seguro se siente protegido y querido. Busca la proximidad de su figura de apego cuando la requiere, confiando en que recibirá una respuesta sensible y a tiempo. Descubre el mundo con confianza, consciente de poder regresar a una base segura.
¿CÓMO SE VE EL APEGO SEGURO EN LA ADULTEZ?
Los adultos con un apego seguro tienden a ser independientes y tener confianza en sí mismos. Sus relaciones de pareja suelen ser estables y gratificantes, caracterizadas por la confianza, la comunicación abierta y el apoyo recíproco. Se sienten cómodos expresando sus emociones y necesidades y confían en que su pareja estará ahí para ellos.
Por lo general, aquellos que cultivan un vínculo de esta naturaleza con sus parejas suelen demostrar confianza en sus capacidades, abordar los desacuerdos de forma constructiva y respetuosa, así como manejar sus emociones de manera saludable.
2. ANSIOSO-AMBIVALENTE
Dentro de la gama de tipos de apego, el apego ansioso-ambivalente se destaca por ser una especie de baile entre el deseo de cercanía y el miedo al rechazo. Esta forma de apego se define por la falta de uniformidad en las respuestas de las figuras principales durante la etapa infantil.
¿CÓMO SE VE EL APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE EN LA INFANCIA?
Un niño con apego ansioso-ambivalente enfrenta una combinación de atención y falta de atención por parte de sus cuidadores. En ciertas ocasiones, recibe respuestas afectuosas y comprensivas, pero en otros momentos se confronta con la frialdad o la negativa. Esta falta de consistencia provoca inseguridad y nerviosismo, ya que el niño no logra predecir el comportamiento de sus padres o tutores.
¿CÓMO SE VE EL APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE EN LA ADULTEZ?
Los adultos con un estilo de apego ansioso-ambivalente tienden a ser inseguros y, muchas veces, con baja autoestima. Sienten una fuerte necesidad de cercanía y afecto en sus relaciones amorosas, pero a la vez, temen ser abandonados o rechazados. Por lo general, son personas celosas y posesivas y les resulta difícil expresar claramente sus emociones.
Quienes desarrollan este tipo de apego suelen cuestionar constantemente su valía y la estabilidad de sus relaciones, buscando de manera continua la validación y el cariño de sus parejas. Además, es común que reaccionen de forma exagerada ante desacuerdos o conflictos.
3. APEGO EVITATIVO
El apego evitativo es comúnmente interpretado como una armadura emocional que resguarda a la persona de la fragilidad y el sufrimiento. De acuerdo con la teoría de los 4 tipos de apego, este patrón se forma en la niñez, cuando el pequeño aprende a ocultar sus necesidades sentimentales para eludir el rechazo o desinterés de quienes le cuidan en su primera etapa de vida.
¿CÓMO SE VE EL APEGO EVITATIVO EN LA INFANCIA?
Un niño con un apego evitativo desarrolla habilidades de autonomía para no tener que depender de quienes lo cuidan. Por lo general, demuestra ser independiente y mostrar poco interés en mantener relaciones cercanas, llegando incluso a parecer distante o poco afectuoso. Esta actitud sirve como un mecanismo de defensa ante el sufrimiento emocional, ya que el niño ha entendido que compartir sus necesidades solo resulta en desilusión y rechazo.
¿CÓMO SE VE EL APEGO EVITATIVO EN LA ADULTEZ?
Los adultos con un apego evitativo suelen destacarse por su independencia y autosuficiencia. Estas personas suelen valorar muchísimo su libertad e individualidad, les resulta difícil comunicar sus emociones y necesidades. En sus relaciones amorosas, pueden mostrar una actitud fría y distante, por lo que se les dificulta enormemente establecer lazos significativos.
Frecuentemente evitan la cercanía emocional por temor a la dependencia o al control. Es frecuente que quienes que adoptan este tipo de apego busquen mantener el dominio en la relación con el fin de prevenirse de sentirse vulnerables, lo que les trae problemas para confiar en su pareja y permitirse abrirse emocionalmente.
4. APEGO DESORGANIZADO
El apego desorganizado evidencia un modelo desordenado y confuso, que surge de vivencias traumáticas o incoherentes en la niñez. Esta forma de apego se destaca por la ausencia de una figura de confianza y la manifestación de conductas aterradoras o impredecibles por parte de los cuidadores.
¿CÓMO SE VE EL APEGO DESORDENADO EN LA INFANCIA?
Un infante que tiene un apego desorganizado atraviesa situaciones traumáticas o incoherentes en sus relaciones de apego. Puede presenciar violencia, maltrato o descuido, e incluso ser afectado por estas experiencias. La exposición a circunstancias aterradoras o imprevisibles por parte de sus cuidadores ocasiona confusión, miedo y desorden emocional en el niño.
¿CÓMO SE VE EL APEGO DESORDENADO EN LA ADULTEZ?
Los adultos con un apego desorganizado suelen tener problemas para regular sus emociones, conductas impulsivas y relaciones inestables y caóticas. Pueden experimentar desconexión emocional o sensación de distanciamiento de sus sentimientos y cuerpo.
Además de lo mencionado, es común que las personas con este tipo de apego repitan patrones de abuso o negligencia en sus propias relaciones o que se vean envueltos en relaciones conflictivas y caóticas. Es importante recordar que el tipo de apego desarrollado a lo largo de la vida no determina completamente tu historia. Los apegos pueden cambiar con el tiempo. Aunque las experiencias tempranas son relevantes, con el apoyo adecuado siempre es posible evolucionar hacia un apego más seguro y cultivar relaciones más saludables y satisfactorias.
DEJA TU COMENTARIO