¿Cómo se expresa el autoengaño en la adicción al juego?
La ludopatía suele venir acompañada de una negación de la propia adicción
Una adicción es un problema complejo tanto para la persona que la sufre, como para su entorno. Dentro de las adicciones sin sustancias, la adicción al juego es una de las más frecuentes. De hecho, la facilidad de acceso a casas de apuestas, así como lo fácilmente que pasa desapercibida pueden ser factores que dificultan la detección de este problema.
Aunque popularmente se suele tender a atribuir el origen y mantenimiento de cualquier adicción a un factor. Por ejemplo, "empezó a jugar porque se le murió la madre", la realidad es muy distinta. Hay muchos factores que influyen a la vez, y que convierten las adicciones en un problema tan complejo de tratar y resolver.
Entre todos estos factores hay algunos más conocidos que otros, pero debemos conocerlos todos si queremos comprender realmente esta problemática. Hoy, queremos explicaros cómo funciona el autoengaño en la adicción al juego.
¿QUÉ ES EL AUTOENGAÑO?
El autoengaño es definido como un proceso mental en el que la persona niega o evita argumentos, evidencias e ideas que son opuestos a los propios y deseados. Hay muchos autores que conciben el autoengaño como un mecanismo de defensa ante situaciones en las cuales las personas se sienten incapaces de actuar o no desean afrontar.
Debemos distinguir el autoengaño de la mentira, siendo la principal diferencia el receptor de la misma. Mientras que la mentira se encuentra dirigida hacia fuera y suele perseguir una finalidad concreta, el autoengaño está dirigido hacia la propia persona y busca preservar la estabilidad psicológica.
Un ejemplo muy típico es cuando un amigo/a parece tener una adicción y cuando le comentas tu preocupación al respecto te responde "lo dejo cuando quiera". Otros ejemplos de autoengaño en relación con el juego podrían ser "solo vapuesto por entretenerme" o "las cartas son inofensivas, juega mucha gente".
Con estas ideas en mente podemos entender que el autoengaño funciona como un mecanismo de "autoprotección" cuya finalidad es evitar situaciones o ideas que nos resultan muy difíciles de gestionar y que pueden llegar a poner a prueba nuestra propia identidad. Este proceso mental puede llegar a ser muy inconsciente y de no abordarse explícitamente genera multitud de problemas.
AUTOENGAÑO, MENTIRA Y ADICCIÓN AL JUEGO
Por un lado, las personas con adicción al juego usan la mentira para evitar castigos; por ejemplo, mienten para que los familiares no les restrinjan recursos económicos y el acceso a la sustancia o juego. Esta mentira es consciente e intencionada (que no necesariamente malintencionada).
Por otro lado, las personas con adicción al juego usan el autoengaño como una forma de evitar confrontarse a sí mismo y empezar a tomar medidas al respecto. De hecho, aceptar que tienen un problema de adicción es el primer paso para empezar a solucionarlo. Pero, no es sencillo para nadie aceptar que tiene un problema tan perjudicial y mal visto socialmente.
No es sencillo para nadie aceptar ideas como "soy un adicto al juego". Asumir y aceptar un problema de adicción es afrontar muchas ideas populares asociadas (y alejadas de la realidad) que no resulta sencillo de gestionar. El estigma social de la adicción es fuerte, tendemos a huir de estas personas, lo cual dificulta más la recuperación de las mismas.
Dejar de autoengañarse implica: sufrir emociones desagradables ("tiene el mono"), asumir el estigma social (que los demás piensen mal de mí) y crear una nueva identidad personal (la adicción absorbe tanto a la persona que debe recuperar o crear un nuevo tipo de vida). El autoengaño ayuda a la persona a evitar siquiera asumir estas consecuencias.
¿CÓMO AYUDA LA TERAPIA RESPECTO AL AUTOENGAÑO?
La terapia psicológica es fundamental para tratar la adicción al juego. Sin aprender el por qué juego y sin aprender qué puedo hacer diferente para hacer otras cosas que no sea jugar no puede haber una consolidación de una nueva vida. A continuación os mostramos cómo la terapia puede ayudar a disminuir el autoengaño.
1. EVALUANDO EL GRADO DE AUTOENGAÑO
La primera fase del tratamiento consiste en evaluar el grado de autoengaño en el que la persona se encuentra sumergida. Para ello, los psicólogos cuentan con cuestionarios y herramientas psicológicas que le permiten establecer un lazo afectivo con la personas y comprobar hasta qué grado el autoengaño está presente en las diversas áreas de su vida.
2. RECIBIR PSICOEDUCACIÓN
En terapia es común ofrecer a los consultantes información científica y veraz sobre los problemas psicológicos. Ofrecer información sobre el por qué el proceso de autoengaño en sí ayuda a la persona a aceptar la situación y empoderarse ante la misma.
3. DESMONTAR IDEAS
Derivado del autoengaño las personas con adicción al juego tienen multitud de ideas distorsionadas o alejadas de la realidad. Es un trabajo complejo, pero un psicólogo especializado en adicciones puede ayudar a desmontar mitos, calmar inseguridades y miedos, y descubrir nuevos puntos de vista.
De esta manera, poco a poco la persona con adicción al juego puede sustituir el autoengaño por estrategias de afrontamiento funcionales y positivas. Por ejemplo, aprendiendo a ver las situaciones desde más de un punto de vista, o prestando más atención a autoengaños muy frecuentes y poderosos para la persona.
4. GENERANDO HABILIDADES
Una vez que el autoengaño es trabajado en terapia, se tocan multitud de aspectos e ideas relacionadas. Digamos que el autoengaño es la primera barrera, pero, una vez vencida se pueden construir estrategias nuevas.
Entre las estrategias encontramos: técnicas de relajación, habilidades de comunicación interpersonales, técnicas de resolución de problemas, control de situaciones y objetos que pueden desencadenar en recaídas, trabajo en valores, gratitud, etc.
De hecho, el último trabajo clave para la prevención de recaídas será trabajar autoengaños que podrían darse en el caso de que la persona retome el juego. Un ejemplo podría ser cuando la persona se autoengaña negando "haber vuelto a jugar como antes" por el temor a sufrir una recaída. Para ello, el psicólogo ofrece la posibilidad de realizar seguimientos con el fin de mantener el progreso y solventar cualquier dificultad que ocurra por el camino.
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