¿Por qué son infieles las parejas felices?
Las infidelidades no solo se producen en parejas que están pasando por un mal momento
¿Qué define la traición? ¿Por qué a día de hoy, con el divorcio tan normalizado, la gente sigue engañando a sus parejas en lugar de ser honestos y terminar de forma cordial? ¿Sobre quién recae el peso ante semejante golpe para la autoestima? ¿Por qué aparece incluso en matrimonios felices? ¿Por qué en parejas abiertas, donde es consensuado por ambos miembros, siguen descubriéndose secretos que involucran relaciones con otros?
En este artículo abordaré la infidelidad y el porqué de su alta prevalencia apoyándome en los estudios sobre esta temática de una reconocida psicoterapeuta belga (Esther Perel) que ha dedicado su carrera profesional a investigar este tema a través de diferentes culturas.
La dura realidad de las infidelidades
Si hay un único comportamiento capaz de destrozar la confianza e identidad de una pareja en un instante, es la infidelidad. Y entendemos ésta como la ruptura del acuerdo de confianza entre personas. Cada pareja es libre de definir los términos de dicho acuerdo. Las hay que ponen la barrera en implicarse emocionalmente con alguien ajeno; para otros puede ser llevar una vida paralela a través de redes sociales aunque nunca haya acercamiento erótico-sexual; para otros puede ser enterarse de que su pareja acude a clubs de citas, masturbarse, coquetear con compañe@s de oficina...etc. El elemento común y siempre presente suele ser el secreto que envuelve dicha actividad.
Para continuar sería conveniente entender cómo ha cambiado el concepto de monogamia con el pasar de los años. Lo que en sus orígenes era un acuerdo basado en tener una pareja que durase toda la vida para tener la certeza sobre a quién pertenecían los hijos por cuestiones de herencia, a día de hoy se interpreta como una pareja en exclusividad durante el tiempo que dure el lazo matrimonial.
Hemos pasado socialmente de monogamia entendida como "una pareja para toda mi vida" a una visión menos limitante de "una pareja a la vez", teniendo la mayoría de personas varias relaciones o más en el transcurso de sus vidas. Y es que así como ha cambiado el concepto de monogamia, también ha ido cambiando la visión y expectativa que tenemos sobre el amor.
Hace unas décadas no había un componente de amor tan amplio y profundo ni con tanto peso en las relaciones, en su mayoría eran sobretodo acuerdos concertados y prematrimoniales entre familias por intereses socioeconómicos. La visión del matrimonio como institución económica a dado paso a una visión más amplia e integradora del concepto de amar y su repercusión sobre el vínculo.
El amor ahora lleva implícita la carga emocional asociada a la identidad, al acto de compartir intereses, al sentido de pertenencia, al apoyo y sensibilidad de las necesidades del otro, la admiración hacia la pareja, la estabilidad, la intimidad, el erotismo... No nos vinculamos a modo de trámite o mera conveniencia social, si no como un acto de voluntad.
¿Por qué hay infidelidades en parejas felices?
Cuando el matrimonio no era más que un acuerdo concertado, la infidelidad podía causar estragos a nivel económico. Hoy día, que la pareja es cuidadosamente elegida como parte de nuestro proyecto futuro a nivel de identidad, amor, pertenencia, compromiso y complicidad; la infidelidad amenaza nuestra integridad pudiendo herir fuertemente nuestra autoestima, estabilidad emocional y confianza no solo hacia otros sino en uno mismo.
Cuando elegimos a alguien como compañero de vida, queremos que sea el mejor padre o madre, buen confidente, buen amante, divertido, con principios y valores que coinciden conmigo y admiro..., en definitiva, elegimos a la persona que encaja emocional, espiritual e intelectualmente.
Cuando esa persona responde de forma recíproca, yo me convierto a su vez en el/la elegid@. Se proyecta sobre mí todo cuanto he idealizado sobre mi pareja. Soy especial, al menos, tanto como él/ella. De esta forma la infidelidad destruye al amor, y con ello, el ideal que este proyectaba sobre mi identidad.
"Yo pensaba que estábamos bien, creía que te conocía, que me conocía. Que sabía quiénes éramos como pareja. Estaba equivocado, ¿Puedo creer de nuevo en ti? ¿Me puedo volver a fiar de otr@? ¿Cómo puedo confiar de nuevo? Si no entiendo ni como ha pasado ¿Qué estaba mal? Me he equivocado, ¿entonces cómo puedo confiar tan siquiera en mí?"
Esto, como vemos puede desembocar en una pérdida del concepto que se tiene sobre sí mismo, una crisis existencial. La premisa de la que parte el razonamiento general es: "Si mi pareja me ha sido infiel, algo fallaba en la relación y/o algo fallaba en mí. Si tiene todo lo que necesita conmigo, ¿por qué me ha traicionado y engañado después de tanto tiempo?"
La realidad, es que millones de personas son infieles a lo largo de todo el mundo. Teniendo la posibilidad de poner fin a una relación a tiempo y divorciarse, las personas siguen cometiendo traiciones y trasgresiones contra quienes han elegido para compartir su vida. Si personas satisfechas con sus relaciones de pareja transgreden contra la confianza construida, si aunque se acuerde de forma mutua el establecimiento de una relación abierta la gente sigue engañando a sus parejas... ¿Dónde está la explicación? A riesgo de perder sus familias, de actuar en contra de sus propios valores, hay personas que no evitan cometer adulterio.
En el transcurso de una aventura, estas personas encuentran conexión, novedad, libertad, vitalidad, adrenalina, euforia, algo que les devuelve la sensación de estar vivos. El estremecimiento de imaginar un beso clandestino es tal, que hay personas que quedan secretamente atrapadas en el juego de la seducción a expensas de arriesgarse a perder su pertenencia al núcleo familiar que llevan construyendo años.
Cuando la existencia de alguien está carente de propósito, cuando alguien lleva años viviendo por inercia desconectado de sí mismo, perdiendo dinamismo, actuando de forma complaciente sin atender a sus propios deseos, perdiendo su sentido de la autonomía, de ejercer la libertad de decidir cómo vivir cada día de forma que su vida adquiera sentido; se enfrentan que no quieren mirar de frente.
¿Es esto todo lo que me quedaba por vivir? ¿Voy a vivir así cada día hasta que deje de existir? ¿Voy a pasarme 30 años más trabajando, comiendo y descansando sin más? ¿No voy a volver a sentir de nuevo lo que alguna vez sentí? No es tanto la búsqueda de otro, lo que atrae a esas personas es la búsqueda y el anhelo de otro "yo". Estas personas refieren que en medio de una aventura "sienten que han vuelto a la vida".
Es posible que las aventuras se escondan tras esa necesidad se sentirse vivo más que tras un mero instinto de tener sexo. Desean volver a sentirse vistos, especiales, elegidos, escuchados, atendidos...la adrenalina que despierta el deseo de lo prohibido y la necesidad de descubrir y exploración del ser humano atenúan la desidia con la que llevan viviendo años. Se sienten atrapados en una vida insulsa, la viven como una camisa de fuerza y en alguna que otra ocasión sienten una fuerte pulsión por escapar.
Conclusiones
Ahora bien, la infidelidad puede ser el punto final de una relación que ya estaba muerta, lo cual, puede dar la posibilidad de una nueva vida a la persona afectada una vez que sane sus heridas. Estas pueden sanar, y si la ruptura se ha vivido como traumática, aconsejo ponerse en manos de un profesional con alta carga ética en su trabajo para llevar a cabo este proceso de reconstrucción.
La infidelidad también puede ser una invitación o llamada de atención para cambiar la vida de una pareja y crecer en este proceso. No deseamos una crisis, pero una vez que nos encontramos sumidos en una, convertirla en una oportunidad para salir fortalecidos y no conformarse con la mera supervivencia, puede ser lo más inteligente.
Una vez la infidelidad ha sido expuesta, tomar acción y cambiar la situación es lo único que nos pondrá en movimiento para una vida mejor. Entender no significa en absoluto justificar, pero es necesario para movilizarse y dejar atrás las dudas y los sentimientos de culpa. Es necesario para poner esa energía en sanar.
Reaviva tu deseo por la vida, recupera tu erotismo, drena tus heridas y genera el aprendizaje y coraje para el desarrollo de un "yo" renovado. La culpa, la obsesión, el dolor, las noches en vela, la curiosidad por los detalles morbosos de la aventura, el remordimiento, la desconfianza...no son lugares en los que quedarse a vivir. Estás en tu derecho a elegir el legado que una infidelidad dejará en ti.
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