Problemas patológicos de conducta en niños
¿Cómo detectarlos? Las señales a las que prestar atención para detectar problemas patológicos de conducta en niños
Los trastornos de conducta en niños se manifiestan generalmente en forma de desafío hacia las figuras que representan la autoridad, aunque también pueden darse hacia sus iguales. Son frecuentes los momentos de agresividad, tanto física como verbal, así como los enfados recurrentes ante cualquier situación y las discusiones.
Los niños con este tipo de problema suelen discutir cualquier cosa y tienden marcada tendencia a molestar a los de su alrededor. Si el problema patológico es grave, pueden ser protagonistas asiduos de peleas, e incluso convertirse en acosadores o cometer robos y tener comportamientos destructivos. Teniendo esto en cuenta, veamos las claves para detectar a tiempo los problemas patológicos de conducta en niños y niñas.
¿CÓMO DETECTAR LOS PROBLEMAS PATOLÓGICOS DE CONDUCTA INFANTILES?
Las consecuencias de este tipo de problemas pueden ser realmente perjudiciales, tanto para el ámbito familiar como para el propio niño, ya que puede llegar a cometer actos que hagan peligrar su integridad física.
A la familia, las malas contestaciones del menor, así como su desobediencia, generan una sensación de pérdida de autoridad que lleva al malestar y a la frustración. A continuación, vamos a exponer en qué consisten estos problemas patológicos de conducta infantiles y cómo detectarlos para poder evitar una posible complicación.
¿EN QUÉ CONSISTEN LOS PROBLEMAS PATOLÓGICOS DE CONDUCTA?
Las estimaciones sugieren que el porcentaje de jóvenes entre los 13 y 17 años que sufren este tipo de trastornos alcanza el 3,5%. Pero, ¿qué es un trastorno patológico de conducta?
Se trata de trastornos de tipo disruptivo que inhiben en cierta manera el control de los impulsos, las emociones y el comportamiento. Las conductas que de ello se derivan violan (en ocasiones, de forma grave) los derechos de la gente que les rodea, así como las normas sociales.
Existen muchos tipos de trastornos disruptivos; entre ellos, podemos destacar el trastorno explosivo intermitente, el de personalidad antisocial o el negativista desafiante. Algunos pueden llegar a ser especialmente preocupantes, como la piromanía o la cleptomanía. Pero, a pesar de que existe una gran variedad de subtipos (además de los no especificados), en el artículo de hoy hablaremos, en concreto, de dos de los más frecuentes: el trastorno de conducta y el trastorno negativista desafiante.
¿QUÉ ES EL TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE?
Es bastante común que los niños presenten algunas conductas complicadas. Sin embargo, cuando nos referimos a trastorno negativista desafiante hablamos de un patrón constante de desobediencia e ira hacia las figuras de autoridad del menor, que habitualmente se manifiestan sólo en uno de los dos ámbitos, el escolar o el familiar.
Además de los patrones de irritabilidad y conflicto, también podemos encontrar resentimiento, que incluye sentimientos de rencor y venganza. Este tipo de trastorno resulta más frecuente en los niños que en las niñas, y su porcentaje de prevalencia se encuentra entre el 1 y el 11%.
¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE CONDUCTA?
Generalmente es una continuación del otro trastorno, el negativista desafiante. Su inicio tiene lugar en la última infancia o en plena adolescencia, y el porcentaje de incidencia oscila entre el 2 y el 10%. ¿En qué consiste este trastorno? Se da cuando el menor presenta patrones continuos de agresión hacia los demás, así como violaciones de las normas y las reglas de la escuela y de la casa. También puede mostrar este tipo de patrón con sus propios compañeros. En los casos más graves, las violaciones pueden ser contra la ley, lo que conlleva un posible arresto del menor. Además, está comprobado que los jóvenes que muestran este tipo de trastorno poseen mayor posibilidad de sufrir daños físicos. Algunas actitudes frecuentes del trastorno de conducta es salir de noche de casa sin permiso de sus responsables, saltarse clases, mostrar una crueldad inusual hacia los animales, mentiras compulsivas, robos, etc.
¿CÓMO DETECTAR ESTOS PROBLEMAS Y CÓMO TRATARLOS?
La pregunta es: ¿cómo diferenciar un berrinche normal infantil de un trastorno de este tipo? La clave es la frecuencia con que el menor repite esta conducta. Si el niño o niña muestra alguno de estos comportamientos (o varios) la mayor parte de los días durante una duración de aproximadamente seis meses, y si, sobre todo, si sus actividades diarias se ven alteradas por ello, estaríamos hablando de un trastorno.
Los comportamientos pueden ser desde conflictos constantes con sus compañeros y/o profesores a contestaciones desafiantes ante la obligación de realizar una tarea. En caso de detectar cualquiera de estos síntomas con la frecuencia antes descrita, es necesario consultar con un profesional para que diagnostique al menor.
Bien, ya hemos detectado el problema de conducta en el niño/a. Ahora, ¿qué podemos hacer?
Los tratamientos que se inician tempranamente tienen muchas más posibilidades de mostrarse efectivos, especialmente si se adaptan correctamente a las necesidades del menor y de su familia. Primero, tendremos que hablar con atención médica, con el objetivo de realizar una evaluación psicológica integral que determine un acertado diagnóstico. Especialmente en los casos en que los menores son muy pequeños, resulta altamente eficaz la capacitación parental en la terapia; es decir, los padres aprenden del terapeuta maneras resolutivas de reaccionar ante un mal comportamiento.
Por otro lado, si se trata de menores en edad escolar o adolescentes, es recomendable la combinación de la capacitación con la terapia, en la que se incluye no sólo al niño, sino también a la familia y a la escuela.
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