Estudiante de la UAT fue víctima colateral
Viajaba con su padre en un vehículo cuando quedaron en medio del fuego cruzado siendo alcanzado por bala
Un padre de familia, residente en la Colonia San Valentín vio morir al hijo que cuidaba tanto. Al menor de sus hijos, en quien tenía depositada toda su confianza y de quien esperaba verlo convertido en un profesionista.
Una bala le atravesó el cráneo a Fernando Alejandro, de apenas 19 años, estudiante de la carretera de licenciado en comercialización en la UAT.
Los hechos ocurrieron en el fraccionamiento antes mencionado, cuando don Gervasio Benito, llevaba a su hijo a la vivienda familiar. Ambos iban en su automóvil Caliber 2007 gris. Él iba conduciendo y su hijo sentado en el asiento del copiloto, con el respaldo reclinado.
De pronto vieron que iban persiguiendo a un individuo contra quien disparan. Pero el hombre que iba en fuga se fue y los proyectiles hicieron blanco en el auto.
Al estudiante le atravesaron el cráneo y suponen que el mismo disparo alcanzó a su padre en la espalda, donde le entró en sedal ocasionándole una herida superficial.
Desesperado el padre retornó y buscó la salida hacia la carretera, pero ya estaban bloqueados los accesos.
Suplicó que lo dejaran pasar porque llevaba a su hijo gravemente herido. El joven iba agonizando con el cráneo perforado, mientras que su padre sangraba copiosamente por la espalda.
Padre e hijo alcanzaron a llegar al IMSS, pero al joven le diagnosticaron muerte cerebral y al poco tiempo su corazón dejó de latir y con ello el sector estudiantil se cimbró.
Las autoridades ministeriales investigan. Los policías investigadores entrevistaron a don Gervasio, le solicitaron que les permitiera analizar la unidad con la intención de buscar evidencias para abrir líneas de investigación y fincar responsabilidades.
Hasta ahora, lo que les quedó claro que padre e hijo fueron unas víctimas colaterales. Nada tenían que ver en los hechos que se desarrollaban en el lugar.
Su madre Francisca Oviedo Hervert en sus clamores de justicia pide a las autoridades que investiguen y se castigue a los autores de su muerte.
"Mi hijo apenas empezaba a vivir, buscaba superarse, por eso estaba estudiando. Tenía muchas ilusiones, muchos sueños y por ellos estaba luchando. A sus 19 años era un buen estudiante; Ahora sus compañeros lo están esperando para estar con él y llevarlo a su última morada", dijo mientras que esperaba que la Procuraduría de Justicia les entregara su cuerpo.
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